ORQUESTAS TIPICAS Y DE LAS OTRAS

Hubo un tiempo que fue hermoso. La gente desbordaba los bailes, de primavera, fin de año o carnaval, y artistas con prestigio animaban trasnochadas tertulias. Esta historia es, aunque hoy cueste creerlo, la del Gonzales Chaves que una vez existió.
En el recorrido de las orquestas y conjuntos musicales de renombre, que tuvieron éxito en la ciudad durante las primeras décadas de este siglo, aparece un apellido ineludible, que convoca de manera estelar a una familia completa: Los hermanos Gaspari.
Ese fue el nombre que la orquesta de típica y jazz llevó durante sus 25 años de esplendor artístico y su más de 40 años de existencia. En realidad la familia había comenzado en la década del 30 a tocar en ocasiones especiales, fiestas, bailes o agasajos privados. Recién en los años 40 comenzaron con una mayor apertura artística que les significó un éxito rotundo en toda la región.
Para reconstruir la historia de ésta y otras orquestas visitamos a Armando Salgueiro, una de las figuras de mayor prestigio musical en la ciudad. Él ingresó en Los Hermanos Gaspari en el año 1945, por circunstancias fortuitas.
“Antes de entrar en la orquesta, yo tocaba en la Banda Municipal, me pagaban 5 pesos. Cuando se disuelve La Banda, Guillermo Gaspari, que era el director, me dice: ¿te gusta otro instrumento?. Y...- le digo - me gusta el violín. `Justo - me dice -, porque se va Alberto Pátaro (un violinista que tenían ellos) a Buenos Aires, así que si andas bien te quedás con nosotros”, recuerda Salguiero.
Armando debutó con la orquesta en un baile de primavera realizado en el Club de Pelota. “En ese tiempo los componentes del conjunto eran Guillermo, Tito y Chola Gaspari, junto a Tito Pusineri, Chichi Pollet y yo”, dice Armando. Comenzó en aquel momento la época de mayor auge para los músicos locales, una popularidad artística que se extendería hasta 1965.
Durante todos estos años, la orquesta supo adecuarse a las exigencias del público de los bailes, al que había que hacer mover con la música que se tocaba en vivo. Así fue como se dedicaron, de manera indistinta, al tango y al jazz. Para alegría de todos, ningún baile terminó antes de las tres o cuatro de la madrugada.
Los cantores que acompañaron fueron muchos. Entre los más reconocidos Salgueiro recuerda a Cacho Orellano y Jorge Salvareza. Pero con el tiempo ocurrió que llegaron otras formas musicales, el tango fue quedado de lado y paulatinamente, los bailes de la memoria dejaron de ser los de todos los fines de semana.

La insoportable decadencia
Para el compositor de Chavero Soy el éxito de la orquesta típica en la ciudad fue el resultado de un movimiento que se daba en todo el territorio nacional con la música en general. Con tono efusivo comenta: “No te olvides que en Bs As. Estaba D´arienzo, Canaro, Pugliese, y Troilo. Era el auge del tango. Había un clima que hacía que se gustara de esa música, y del baile. Era el apogeo del tango que unos años más tarde, en el 55, 56, desapareció. Con los Beatles ya empezó el cambio”.
La gente perdió el entusiasmo. Entonces, mantener en pie una orquesta típica se convirtió en una aventura casi imposible. “Hoy en día por más bien que hagas no te da cómo antes. Nosotros no vivíamos de eso, ellos tenían peluquería. No se ganaba para vivir, pero se ganaba”, comenta Salgueiro.
Durante la época de prosperidad, hubo en Chaves otras orquestas. “Aún en la época de los Gaspari estaba el conjunto Los Estudiantes. Lo componían Mario Bonaveti, Tuchin Menna, Tito Pusineri, y Beto Salgueiro, que era un suplente de Los Gaspari”, recuerda Armando mientras enfatiza en el prestigio y la categoría musical de Los Hermanos Gaspari. En este sentido, agrega que “nosotros ensayábamos todo el tiempo, para ellos era como un grupo de amigos”.
En el año 70, cuando los Gaspari abandonaron definitivamente las pistas, Armando Salgueiro decidió emprender el camino de las orquestas por cuenta propia. Formó de este modo Cinco Amigos para el Tango, con músicos de la ciudad de Necochea y otros locales. Durante 10 años recorrieron la zona recreando sobre el escenario las viejas canciones de siempre, buscando sin hallar, la gente de otro tiempo con la euforia perdida.
Sin embargo, pese a la caída y falta de entusiasmo, pasaron casi 40 años de innegable notoriedad. La orquesta de típica y jazz, como movimiento cultural, y popular, es un hecho resonante en la historia de la ciudad. Marca un rumbo definitivo, de creación y responsabilidad, gusto y pasión. Hablar de estos años, de su gente y la música, es recordar un pasado abierto, colmado de fuerza, que con los años fue perdiendo el sonido y hoy casi ha desaparecido.
(archivo de El Semanario Chavense)